Elia Azulel

Una vez alguien me dijo: “tienes que quererte a ti misma; dedícate tiempo a ti”. Luego, pensé que debía pasar mucho más tiempo conmigo misma, haciendo cosas para mí… sintiéndome feliz con lo que hago.

Por un tiempo, mis acciones me llevaban aparentemente a quererme, pero mi comportamiento no tenía mucha congruencia con ese objetivo. Parte de eso era porque muchas veces estaba haciendo las cosas por miedo y no por amor. No es lo mismo que tú hagas una acción por miedo a que realmente lo hagas por amor.

Por ejemplo, muchas veces escuchamos que debemos seguir dietas, para que no vayamos a engordar o adelgazar, y ahí comienza el miedo, porque es distinto que quieras llevar esta práctica porque deseas estar saludable, a que la realices porque tienes miedo de subir o bajar de peso. Cuando deseas algo, sin miedo, logras hacer la acción con conciencia y amor. Al realizar la acción con amor encuentras balance en los resultados que deseas alcanzar.

Alejar el miedo

Te voy a dar un ejemplo más. Cuando sintonizamos un canal para escuchar música, ese canal no sabe si el contenido es bueno o no, pues su función es simplemente reproducir.

Así somos nosotros con nuestro subconsciente, lo que va a reproducir es lo que nosotros le estamos diciendo constantemente. Pero, lamentablemente, de manera continua le damos órdenes a través del miedo, le damos órdenes para seguir haciendo cosas que no nos gustan y nos quedamos con eso. Y es allí donde debemos cambiar, no ser como un canal musical que sólo tiene la función de reproducir, sino ser un creador de consciencia, de manera que podemos cambiar del miedo al amor, para finalmente elegir nosotros qué pista queremos reproducir en nuestra vida.

Vivimos en un mundo donde estamos contaminados de muchas cosas negativas, que parecen ser comunes y pretendemos normalizarlas como el sufrir. El sufrir nos aleja del amor y de los procesos de crecimiento y cambio. Debemos empezar a borrar esas escenas de la vida que tenemos grabadas de nuestro pasado y comenzar a vivir el presente. Esto sería un acto de amor de la forma más incondicional que podamos manifestar hacia nosotros mismos.

También podemos estar atados a alguien que no nos deja avanzar, pero ya es hora de dejar que la otra persona crezca también. Puede que esto no nos guste, pero es necesario porque respetar también es un acto de amor.

Cuidar sin intervenir es un acto de amor. Hay que brindar el espacio a la otra persona y permitir que ella también crezca. No significa que la abandonaremos, sino que estaremos presentes para que en medio del proceso nos pueda pedir ayuda si la necesita, allí estaremos, atentos y disponibles, pero sin invadir, ni robar el proceso de aprendizaje.

Amarse a sí mismo es una forma de crecer. Cambiar y entender que el amor es un poco diferente a las condiciones que hemos estado estableciendo a lo largo de nuestra vida, pero en ese camino de aprender estamos experimentando la verdadera razón de amar, respetar y evolucionar.